lunes, 8 de junio de 2015

EDAD CONTEMPORÁNEA DE SEVILLA


EDAD CONTEMPORÁNEA DE SEVILLA


El primer año del siglo XIX lo comenzó Sevilla con una epidemia de fiebre amarillaque abarcó toda la ciudad, en cuatro meses fulminó a un tercio de la población. A comienzos del siglo XIX, en el contexto de la Guerra de la Independencia Española tiene lugar la invasión francesa de Sevilla. Fueron el Mariscal Claude Perrin Victor con sus tropas acompañando al rey José Bonaparte (José I), quienes la ocuparon sin realizar un solo disparo el 1 de febrero de 1810 después de que fuera negociada la rendición por algunas personalidades de la ciudad ante dicho mariscal para evitar el derramamiento de sangre, a pesar de eso el sentimiento antinapoleónico era generalizado. En 1833 se crea la provincia administrativa de Sevilla, estaba recién proclamada Isabel II heredera del trono de España. En el panorama artístico, el romanticismo provocó una atracción sobre las tradiciones y arquitectura andaluzas y Sevilla fue fuente de inspiración de pintores anglosajones como Laurence Shand o David Roberts, además de una multitud de autores locales.


En la Sevilla del romanticismo nacerían Gustavo Adolfo Becquer y su hermano Valeriano Becquer. De esta época data el puente de Triana. En julio de 1843 Sevilla se unió a la sublevación contra el regente general Espartero, cuyas fuerzas bombardearon la ciudad durante 10 días sin conseguir rendirla. Durante el Sexenio Revolucionario tiene lugar una rebelión cantonal en junio y julio de 1873, de corte federal y social. El Cantón de Sevilla finalmente es reprimido por las fuerzas del General Pavía el 1 de agosto de 1873. Durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX las pésimas condiciones de la clase trabajadora, obrera y campesina, motivaron la constitución de movimientos sociales contra la burguesía, la nobleza y contra el clero. En las Elecciones Municipales celebradas el 12 de abril de 1931 los partidos republicanos vencen en las principales ciudades españolas. En Sevilla los republicano-socialistas obtienen 57% de los votos por 39% de los Coalición Monárquica. Como consecuencia, el rey Alfonso XIII toma el camino del exilio y se proclama la II República. La Guerra Civil Española afecta de lleno a la capital andaluza, en la que ya desde febrero de 1936 se gestaba el golpe de Estado del ejército.



La represión en la ciudad, entre el 18 de julio de 1936 y enero de 1937, causa la muerte de 3.028 personas, entre ellas el alcalde, Horacio Hermoso Araujo, y el que fuera alcalde republicano de la ciudad en 1931, José González Fernández de Labandera o el presidente de la Diputación Provincial, José Manuel Puelles de los Santos. Durante la dictadura de la etapa franquista las autoridades más poderosas de Sevilla y su provincia son la autoridad militar, encarnada en la persona que ocupa la Capitanía General de la Iiª Región Militar; el Gobierno Civil, que a su vez es Jefe Provincial del Movimiento; y el arzobispo, que dirige la Diócesis de Sevilla. Como sucesos más significativos de esta etapa destacan entre otros, el ocurrido el 13 de marzo de 1941, cuando estalla el polvorín de Santa Bárbara, ubicado en el Cerro del Águila, destrozando las diez manzanas que lo rodeaban y causando daños a muchas más. Francisco Franco se hace hermano mayor de la Hermandad de La Macarena, que en la actualidad porta un fajín militar. En la década de 1950 se pusieron en marcha los Astilleros de Sevilla, auspiciados por el Instituto Nacional de Industria. El 3 de abril de 1979 se celebraron en toda España las primeras elecciones municipales democráticas y en Sevilla obtuvieron conejales cuatro partidos políticos diferentes: Unión de Centro Democrático (UCD) obtuvo 9 concejales, Partido Andalucista 8, Partido Socialista Obrero Español (PSOE) 8 y Partido Comunista de España (PCE) 6. Como ningún partido alcanzó mayoría suficiente para gobernar se formó una coalición de gobierno entre PSA, PSOE y PCE, que eligió como alcalde al concejal andalucista Luis Uruñuela. En 1981 Andalucía consigue su Estatuto de Autonomía y pasa a ser una Comunidad Autónoma española gobernada por la Junta de Andalucía. En 1992, se celebró durante seis meses la Exposición Universal de Sevilla, con motivo de la cual se mejoró considerablemente la red de infraestructuras de comunicaciones: circunvalación SE-30, construcción de autovías, nueva estación de ferrocarril Santa Justa, funcionamiento del tren de Alta Velocidad Española (AVE) Madrid-Sevilla y construcción de un nuevo aeropuerto. De esta exposición, permanecen parte de las instalaciones que fueron reconvertidas en el parque tecnológico más importante de Andalucía, Cartuja 93, el parque temático Isla Mágica, el monumental Puente del Alamillo sobre el Guadalquivir del arquitecto Santiago Calatrava y el Puente de la Barqueta. En 1999 se crea el Diario de Sevilla, tercer periódico más importante de la ciudad, junto con El Correo de Andalucía y el ABC de Sevilla.




Edad moderna en España


Edad moderna en España
El descubrimiento del Nuevo Mundo en 1492 fue muy significativo para la ciudad, que se convertiría en el puerto de salida europeo hacia América. Era una ciudad cosmopolita y universal. Sevilla ya era a finales del siglo XV uno de los principales puertos castellanos en el comercio, principalmente con Inglaterra, Flandes y Génova. El Puerto de Indias de Sevilla pasó a ser el principal puerto de enlace con América manteniendo un monopolio artificialcomo vía de entrada y salida de las Indias mediante un asiento otorgado por decreto real. Para su administración, los Reyes Católicos fundaron la Casa de Contratación de Indias en 1502, desde donde se dirigían y contrataban los viajes, controlaban las riquezas que entraban de América y, junto con la Universidad de Mercaderes, regulaban las relaciones mercantiles, científicas y judiciales con el Nuevo Mundo.


A su vez se convertía en una metrópoli con consulados de todos los países de Europa, y comerciantes venidos de todo el continente que se afincaban en Sevilla para realizar sus empresas. La ciudad llegó a ser un centro multicultural lo que ayudaría al florecimiento de las artes, en especial la arquitectura, la pintura, la escultura y la literatura, jugando así un papel importante en el Siglo de Oro español. Famosas y productivas fueron las fábricas de jabón que se constituyeron en el barrio de Triana, así como la artesanía de la seda (exportadas a toda Europa) y la cerámica, que se contaban más de cincuenta fábricas. La Sevilla del Siglo de Oro contó con la presencia de personajes clave de la literatura universal como Mateo Alemán y Miguel de Cervantes. En 1614 llega a España una embajada japonesa encabezada por Hasekura Tsunenaga, que fue previamente enviado por su daimyo (jefe) Masamune Date, para establecer relaciones diplomáticas entre Occidente y Japón en lo que se conoce como Embajada de Keisho. La expedición recorrió el Pacífico hasta Nueva España y luego el Atlántico hasta llegar a Andalucía. Remontó el Guadalquivir hasta Coria del Río y fue primero a Sevilla, luego a Madrid a ver al Rey, y luego zarparon de Barcelona con destino a Roma a ver al Papa. En este viaje 5 de los japoneses se quedaron en Coria del río. A día de hoy, 600 de sus descendientes siguen viviendo en Sevilla bajo el apellido Japón.


En los siglos XVII y XVIII Sevilla cae en una profunda decadencia económica y urbana. Se sospecha que en la gran epidemia de peste de 1649 murieron aproximadamente 60.000 personas, el 46% de la población existente, pasando Sevilla de 130.000 a 70.000 habitantes. Entre 1729 y 1733 el rey Felipe V inicia un periplo por Andalucía conocido como Lustro Real, que le llevará a situar la corte en Sevilla. En este periodo se firma el Tratado de Sevilla de 1729 entre España, Francia e Inglaterra.Con la edición de un periódico llamado Hebdomario útil sevillano en 1758, Sevilla se convierte en la decana española de la prensa provincial.




Edad Media de Sevilla


Edad Media de Sevilla
En el siglo V la ciudad fue tomada sucesivamente por varios invasores germánicos: los vándalos de Gunderico en el año 426; los suevos gobernados por Requila en el año 441; y finalmente los visigodos, que la controlarían hasta el siglo VIII, durante un tiempo desafiados por la presencia bizantina en la costa mediterránea. Tras la derrota ante los francos (507), el reino visigodo abandonó su antigua capital (Tolosa, al norte de los Pirineos) y fue ganando terreno a los distintos pueblos que estaban repartidos por todo el territorio hispano, trasladando la residencia real a distintas ciudades hasta que se fijó en Toledo. Durante los reinados de AmalaricoTeudis y Teudiselo, se optó por Sevilla. Este último rey fue asesinado, en un banquete, por los nobles sevillanos, episodio conocido como la cena de las velas (549). La causa es debatida, pudiendo ser un reflejo de la división de comunidades entre los hispanorromanos y los visigodos (la Bética fue un territorio con mayor proclividad a esa expresión de divergencia que el centro peninsular), o incluso una conjura de nobles visigodos.


Híspalis pasó a ser llamada Spali. Tras el corto reinado de Teudiselo, sucesor de Teudis, se eligió a Agila I en el 549. Los visigodos estaban inmersos en luchas internas cuando el emperador bizantino Justiniano I aprovechó para intentar conquistar toda Andalucía. Después de múltiples luchas y la derrota de varios líderes, los godos consiguieron hacerse con cada rincón de la región, siendo Leovigildo, en 584, el designado para reinar. En 585, su hijo Hermenegildo se conviertió al catolicismo -frente al arrianismo de reyes anteriores- y se autoproclamó rey en la ciudad, sublevándose contra su padre. Se cuenta que Leovigildo hizo cambiar el curso del Guadalquivir, cortando el paso de agua al brazo menor del río que circulaba por la actual Alameda de Hércules a fuerza de obstaculizar su paso para provocar la sequía a los habitantes. En 586, su otro hijo Recaredo accedió al trono y con él Sevilla pasó a disfrutar de una época de gran prosperidad.



Musa, acompañado por su hijo Abd al-Aziz ibn Mussa, cruzó el Estrecho con un ejército de 18.000 hombres y procedió a la conquista del territorio visigodo. Ocupó Medina-Sidona, Carmona y Sevilla, y, seguidamente, atacó Mérida, poniendo sitio a la ciudad, que resistió un año (30 de junio del 713). El príncipe musulmán Abd al-Aziz ibn Mussa, tomó Sevilla después de un largo asedio. Hasta su asesinato a manos de sus primos en el 716, Sevilla hacía las veces de capital de Al-Ándalus (el nombre que recibió la Península Ibérica como provincia del Imperio Islámico. A partir de ese momento la sede de gobierno se trasladó a Córdoba con el rango de Emirato (independiente desde Abderramán I (773) y convertido en Califato con Abderramán III (929). Sevilla sería cabeza de una cora.

Durante esta época de dominio musulmán creció enormemente la riqueza cultural de Sevilla, cuyo nombre fue arabizado como Isbiliya. Se favoreció la expansión de la religión musulmana mediante concesiones a los cristianos que se convirtieran al islamismo (muladíes) y que no gozaban los que permanecieran cristianos (mozárabes). Los mozárabes llamaban a la ciudad Ixbilia, nombre que derivó en Sivilia y en el Sevilla que ha llegado a la actualidad. Durante esta época también recibieron el ataque de los vikingos, que llegaban a Sevilla por medio de sus flotas a través del río.



Los almohades, bajo el gobierno del califa Abd Al-Rahman, toman Sevilla el 17 de enero de 1147. En 1159, el heredero y futuro califa, Abu Yaqub Yusuf es nombrado gobernador de la ciudad. En los primero momentos de la conquista almohade, Sevilla fue capital administrativa de al-Andalus, sin embargo en 1162, Abd al-Mumin designa de forma efímera nueva capital a Córdoba. La capitalidad cordobesa dura muy poco, pues tras la muerte del califa en 1163, su hijo, Abu Yaqub Yusuf, mandó restablecer la capitalidad en la ciudad hispalense. En 1171, entra Abu Yaqub Yusuf en la ciudad y poco después ordena el inicio de grandes obras como es la mejora de las murallas exteriores para defenderse las crecidas del río, la construcción del puente de Barcas sobre el Guadalquivir, la realización de nuevas ampliaciones en el Alcázar, el encauzamiento del agua por medio de una acequia y se inició la construcción de una nueva mezquita mayor, en el solar que actualmente ocupa la catedral, y que reemplazaba a la existente en la plaza del Salvador, se inició el año 1172 y en 1182 se pronunció el primer jutba (sermón de viernes) en la mezquita. Durante aquellos años, Sevilla se convirtió en capital del imperio almohade y a ella llegaban enviados desde el norte de África para entrevistarse con el califa.  




Durante el reinado de Alfonso X el Sabio, Sevilla fue una de las capitales de sus reinos, pues la capitalidad iba rotando entre las ciudades de Toledo, Burgos y Sevilla. En esta época se construyeron la Parroquia de Santa Ana en Triana, el Palacio Gótico de los Reales Alcázares de Sevilla y la Torre de don Fradique. Los siguientes reinados, desde el de Alfonso X el Sabio hasta el de Pedro I el Cruel fueron de habitual presencia de la corte en Sevilla. Durante el siglo XV Sevilla experimentó un gran crecimiento, doblando su población y alcanzando un tamaño similar al de Florencia. Era la ciudad más grande de las coronas de Castilla y Aragón, y su reino aportaba entre un 15 y un 20% de todos los tributos castellanos. Durante una estancia de los Reyes Católicos en Sevilla (1477) que, a demanda del dominico sevillano Alonso de Hojeda, se impulsó la fundación de la Inquisición española

Prehistoria y edad antigua de Sevilla

Prehistoria y edad antigua de Sevilla
La historia conocida de Sevilla empieza hace unos 3.000 años cuando el navegante fenicio Melkart recorría el Mediterráneo y fundó Kart-tago en el Norte de África. Posteriormente, atravesó el estrecho de Gibraltar entrando en el Océano Atlántico. Recorrería la costa y fundaría Gádir y luego remontaría el Guadalquivir hasta llegar a donde actualmente se encuentra Sevilla, donde fundaría una factoría comercial en una isla que se encontraba en el espacio donde actualmente se encuentran la Plaza del Salvador, la Cuesta del Rosario y la Plaza de la Pescadería. Por sus proezas, Melkart sería reconocido como semidios por la cultura fenicia, pasaría a la mitología griega como Heracles y, posteriormente, a la romana como Hércules. El estrecho de Gibraltar se llamó en el periodo helénico las Columnas de Hércules.


Los nativos llamaban Spal o Ispal a este poblado, en el que se cruzaron influencias turdetanas (nombre que dieron los romanos a los pueblos indígenas del Valle del Guadalquivir), tartésicas (nombre que dieron los griegos al reino indígena que controlaría la zona), fenicias (los colonizadores provenientes de Fenicia), y cartaginesas (los provenientes de Cartago, colonia norteafricana fundada por los fenicios).





La Sevilla primitiva recibió influencias de los comerciantes fenicios, enriqueciéndose y desarrollándose culturalmente con el aporte pacífico de éstos. Esta colonización comercial cambió drásticamente a partir del protagonismo alcanzado por los cartaginenses tras la caída de las metrópolis fenicias ante el imperio persa . Esta nueva fase de la colonización púnica implicaba la penetración territorial mediante la conquista militar, lo que las fuentes griegas posteriores interpretan como la destrucción de Tartessos tras una lucha a muerte con Cartago, afectando a la Sevilla de la Cuesta del Rosario, siendo durante el curso de las distintas batallas cuando la ciudad sucumbió, suponiendo así el fin de la época tartésica en Sevilla.

Las tropas romanas entran en el 206 a. C., durante la Segunda Guerra Púnica, bajo las órdenes del general Escipión y acaban con los cartagineses que habitaban y defendían la región, siendo sus sucesores en el sur peninsular. El general fundó Itálica, en la localidad cercana de Santiponce, sobre dos colinas. Posteriormente, en el lugar que sería la actual ciudad de Sevilla, Julio César fundó la "Colonia Julia Romula Hispalis", latinizando el nombre del poblado indígena original de la ciudad en Hispalis, añadiéndole "Julia" por su propio nombre y "Rómula" por el de Roma, fórmula habitual en la toponimia de las colonias romanas. Paulatinamente Hispalis se consolidó como uno de los centros industriales más importantes de la Bética, mientras que la cercana Itálica se configuró como ciudad residencial genuinamente romana en la que nació el emperador Trajano.




En el año 49 a. C., Hispalis poseía muralla y foro, con actividad mercantil portuaria. Con el advenimiento del imperio, Hispalis se convirtió en capital de uno de los conventos jurídicos de la Baetica, provincia senatorial cuya capital era Corduba.


A mediados del siglo II d.C. hubo un par de intentos de invasión por parte de los moros (mauris), que fueron finalmente expulsados por arqueros romanos.
A partir del siglo V, Sevilla fue tomada por los invasores Germánicos.

jueves, 5 de junio de 2014

jueves, 1 de mayo de 2014

Tableros de Pinterest

-Retratos: tablero con los retratos de los pintores del Siglo de Oro.

-Cuadros: tablero con cuadros de algunos pintores del Siglo de Oro.

domingo, 23 de marzo de 2014

Lázaro:




Estimado Juez :

Le escribo esta carta para explicarle el motivo de las malas acciones por las que se me juzga, a pesar de haber pasado quince años de estas. Si bien para que usted entienda mi historia, tendré que empezar desde el principio.

Nací en el hospital Virgen del Rocío, en Sevilla. Mi madre murió a mi nacimiento y mi padre me crió en Torreblanca. A pesar de que éramos pobres, en nuestra casa nunca faltaban las risas. Crecí como cualquier otro niño de mi barrio, aunque no solía juntarme con nadie ya que los otros niños me consideraban diferente por mi aspecto. Por lo visto era moreno en demasía y más delgado que el resto de niños. Cuando tenía siete años, hirieron de muerte a mi padre durante un tiroteo en uno de sus trabajos en las Tres Mil Viviendas.

 Me quedé sin familia, sin comida y sin casa. Andando por Torrelaguna, conocí a un hombre que parecía nuevo en la ciudad y estaba huyendo de la policía. Escondí a aquel hombre en una de las muchas casas abandonadas. Una vez que se tranquilizó todo, el hombre se presentó. Se llamaba Miguel Salamanca Castro. Yo le expliqué mi historia y él, en compensación por haberle salvado, me ofreció el primer trabajo de muchos otros como ya contaré. Me explicó que la policía le perseguía por un paquete que llevaba en su mochila, que se le había caído durante su persecución. El trabajo consistía en recuperar la mochila y llevársela a un grupo de personas en la calle Aniceto Sáenz. Me prestó un mapa, aunque yo ya sabía a qué casa se refería. Todo el mundo la conocía, hasta mi padre me dijo una vez que era peligroso ir por allí, pero él ya no estaba aquí para impedirme que fuera. Acepté el trabajo a cambio del saco de manzanas que  prometió darme si volvía cuando hubiese acabado. Terminar el trabajo me llevó poco más de cinco minutos y volví a la casa donde se quedó Miguel. Todo seguía igual excepto por el saco de manzanas que había en lugar de Miguel, que había desaparecido. Cuando cogí el saco, de él cayó una nota. Nunca había ido al colegio, así que no sabía lo que decía la carta. No obstante, pude reconocer el nombre de una calle. Una vez termine con las manzanas, fui a esa misma calle, me encontré de nuevo con Miguel, aunque esta vez no huía de nadie. Había una mujer hablando con él. Entonces Miguel me vio y se despidió de la mujer. Cuando llegué hasta donde estaba, le expliqué que no entendía lo que decía la nota. Él me explicó que tenía otro trabajo para mí y que este era más peligroso. Tenía que llevar un sobre con polvos blancos que me facilitó y venderlo por esa misma calle. Eso sí, no podía verme la policía.


 En aquel momento no era consciente de la magnitud de mis acciones. Y una vez finalizado ese trabajo, llego el siguiente, y el siguiente, y así sucesivamente. Ni siquiera era Miguel el que me daba los trabajos. Me llegaban a través de otras personas. Y así crecí hasta que llegué a los dieciocho años, momento en el que comprendí lo que hacía. Paré de hacer esos trabajos y me mude a Sevilla Este. Al principio viví en un edificio semiderruido. Para conseguir dinero, uno de los que yo consideraba amigos me dijo que había algo llamados matrimonios de conveniencia. El mismo amigo me consiguió uno de esos matrimonios con una mujer marroquí que me pareció bellísima en aquel momento, incluso por un momento se me olvidó que ese matrimonio no era real. La mujer me prometió cinco mil euros después de casarme y dos mil de señal. Una vez nos casamos, decidimos vivir en su casa un tiempo para simular que estábamos casados de verdad. Con los siete mil euros que recibí de nuestro matrimonio, me saqué el carnet de conducir camiones y empecé a trabajar en una empresa de transporte de mercancía.

 

 Contada mi historia, tengo que decir que es por la nueva ley por la que se me va a juzgar todo esos trabajos que hice de joven. Sepa usted, señor juez, que le escribo esta carta no para que me declare inocente, sino para que sepa de qué se me acusa y tenga esto en consideración a la hora de decidir su veredicto.

 

Un cordial saludo: Lázaro .