Edad
Media de Sevilla
En
el siglo
V la
ciudad fue tomada sucesivamente por varios invasores germánicos: los
vándalos
de
Gunderico
en
el año 426;
los suevos
gobernados
por Requila
en
el año 441;
y finalmente los visigodos,
que la controlarían hasta el siglo
VIII,
durante un tiempo desafiados por la presencia bizantina en la costa
mediterránea. Tras
la derrota ante los francos (507),
el reino
visigodo abandonó
su antigua capital (Tolosa,
al norte de los Pirineos) y fue ganando terreno a los distintos
pueblos que estaban repartidos por todo el territorio hispano,
trasladando la residencia real a distintas ciudades hasta que se fijó
en Toledo.
Durante los reinados de Amalarico, Teudis
y
Teudiselo,
se optó por Sevilla. Este último rey fue asesinado, en un banquete,
por los nobles sevillanos, episodio conocido como la cena de las
velas (549). La causa es debatida, pudiendo ser un reflejo de la
división de comunidades entre los hispanorromanos y los visigodos
(la Bética fue un territorio con mayor proclividad a esa expresión
de divergencia que el centro peninsular), o incluso una conjura de
nobles visigodos.
Híspalis
pasó a ser llamada Spali. Tras el corto reinado de Teudiselo,
sucesor de Teudis, se eligió a Agila
I en
el 549.
Los visigodos estaban inmersos en luchas internas cuando el emperador
bizantino Justiniano
I aprovechó
para intentar conquistar toda Andalucía. Después de múltiples
luchas y la derrota de varios líderes, los godos consiguieron
hacerse con cada rincón de la región, siendo Leovigildo,
en 584,
el designado para reinar. En 585,
su hijo Hermenegildo
se
conviertió al catolicismo -frente al arrianismo
de
reyes anteriores- y se autoproclamó rey en la ciudad, sublevándose
contra su padre. Se cuenta que Leovigildo hizo cambiar el curso del
Guadalquivir, cortando el paso de agua al brazo menor del río que
circulaba por la actual Alameda
de Hércules a
fuerza de obstaculizar su paso para provocar la sequía a los
habitantes. En 586,
su otro hijo Recaredo
accedió
al trono y con él Sevilla pasó a disfrutar de una época de gran
prosperidad.
Musa,
acompañado por su hijo Abd
al-Aziz ibn Mussa,
cruzó el Estrecho
con
un ejército de 18.000 hombres y procedió a la conquista del
territorio visigodo. Ocupó Medina-Sidona,
Carmona
y
Sevilla, y, seguidamente, atacó Mérida,
poniendo sitio a la ciudad, que resistió un año (30
de junio del
713).
El príncipe musulmán Abd al-Aziz ibn Mussa, tomó Sevilla después
de un largo asedio. Hasta
su asesinato a manos de sus primos en el 716,
Sevilla hacía las veces de capital de Al-Ándalus
(el
nombre que recibió la Península Ibérica como provincia del Imperio Islámico.
A partir de ese momento la sede de gobierno se trasladó a Córdoba
con
el rango de Emirato
(independiente
desde Abderramán
I (773)
y convertido en Califato
con
Abderramán
III (929).
Sevilla sería cabeza de una cora.
Durante
esta época de dominio musulmán creció enormemente la riqueza
cultural de Sevilla, cuyo nombre fue arabizado como Isbiliya. Se
favoreció la expansión de la religión musulmana mediante
concesiones a los cristianos que se convirtieran al islamismo
(muladíes)
y que no gozaban los que permanecieran cristianos (mozárabes).
Los mozárabes llamaban a la ciudad Ixbilia, nombre que derivó en
Sivilia y en el Sevilla que ha llegado a la actualidad. Durante esta
época también recibieron el ataque de los vikingos, que llegaban a
Sevilla por medio de sus flotas a través del río.
Los
almohades, bajo el gobierno del califa Abd Al-Rahman,
toman Sevilla el 17 de enero de 1147. En 1159, el heredero y futuro
califa, Abu
Yaqub Yusuf es
nombrado gobernador de la ciudad. En los primero momentos de la
conquista almohade, Sevilla fue capital administrativa de al-Andalus,
sin embargo en 1162, Abd al-Mumin designa de forma efímera nueva
capital a Córdoba.
La capitalidad cordobesa dura muy poco, pues tras la muerte del
califa en 1163, su hijo, Abu Yaqub Yusuf, mandó restablecer la
capitalidad en la ciudad hispalense. En 1171, entra Abu
Yaqub Yusuf en
la ciudad y poco después ordena el inicio de grandes obras como es
la mejora de las murallas exteriores para defenderse las crecidas del
río, la construcción del puente
de Barcas sobre
el Guadalquivir, la realización de nuevas ampliaciones en el
Alcázar, el encauzamiento del agua por medio de una acequia y se
inició la construcción de una nueva mezquita mayor, en el solar que
actualmente ocupa la catedral,
y que reemplazaba a la existente en la plaza del Salvador, se inició
el año 1172 y en 1182 se pronunció el primer jutba
(sermón
de viernes) en la mezquita. Durante aquellos años, Sevilla se
convirtió en capital del imperio almohade y a ella llegaban enviados
desde el norte de África para entrevistarse con el califa.
Durante
el reinado de Alfonso X el Sabio,
Sevilla fue una de las capitales de sus reinos, pues la capitalidad
iba rotando entre las ciudades de Toledo,
Burgos
y Sevilla.
En esta época se construyeron la Parroquia de Santa Ana en Triana,
el Palacio Gótico de los Reales
Alcázares de Sevilla y
la Torre de don Fradique.
Los siguientes reinados, desde el de Alfonso
X el Sabio hasta
el de Pedro
I el Cruel fueron
de habitual presencia de la corte en Sevilla. Durante el siglo XV
Sevilla experimentó un gran crecimiento, doblando su población y
alcanzando un tamaño similar al de Florencia.
Era la ciudad más grande de las coronas de Castilla
y Aragón,
y su reino aportaba entre un 15 y un 20% de todos los tributos
castellanos. Durante una estancia de los Reyes
Católicos en
Sevilla (1477)
que, a demanda del dominico sevillano Alonso de Hojeda,
se impulsó la fundación de la Inquisición española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario